lunes, marzo 05, 2007

Raquel Portela, Presidenta de la Federación de Jóvenes Investigadores

"La investigación es una carrera de obstáculos mal pagada"

EL PAIS- País Vasco

Bilbao acaba de acoger las quintas Jornadas de Jóvenes Investigadores, en las que científicos y representantes de instituciones europeas, españolas y vascas han analizado los retos de la investigación y su relación con la empresa y la sociedad. La Federación de Jóvenes Investigadores, que organizó las jornadas, reclama que la labor del investigador se reconozca desde su inicio como actividad profesional. Su presidenta, Raquel Portela (Santiago de Compostela, 1977), ingeniera química y doctoranda, demanda que se defina una carrera investigadora "eficiente y digna".

Pregunta. ¿Cuál es la situación de los becarios investigadores?

Respuesta. El Estatuto del Personal Investigador en Formación establece una fórmula para los predoctorales de dos años de beca con un sueldo de unos 1.100 euros y seguridad social sin prestación de desempleo, y dos años de contrato en los que, con las deducciones fiscales, el sueldo es menor, pero hay una cobertura plena de prestaciones sociales. Pero esa fórmula sólo es aplicable a las becas del ministerio y, en la práctica, cada organismo hace lo que quiere. Muchas becas no tienen ni seguro y el primer contrato laboral no suele llegar hasta los 30 años. Los becarios son mano de obra barata: tienen contratos a tiempo parcial que en realidad suponen una dedicación total. Las universidades limitan las ofertas a investigadores de valía que pueden conseguir un contrato Ramón y Cajal porque esa modalidad requiere un compromiso de estabilización.

P. Ante la escasez de investigadores, ¿hay que atraer a jóvenes extranjeros o remediar la fuga de cerebros?

R. El ministerio no ha articulado un mecanismo para la contratación de los posdoctorales, por lo que éstos vuelven a tener el estatus de becario. Los posdoc españoles están más valorados en el extranjero y reciben ingresos mucho mayores. Los gobiernos se esfuerzan en atraer a extranjeros cuando los investigadores españoles están bien valorados fuera. En vez de invertir en hacer más atractiva la carrera investigadora para que los españoles no se vayan, se atrae a personal de países asiáticos y latinoamericanos cuya carrera investigadora es aún menos atractiva.

P. ¿Cuál es la situación de los jóvenes investigadores en el resto de Europa?

R. En países como Holanda y Suecia contratan a todos sus investigadores con un aumento salarial a medida que ganan experiencia. En Portugal están probablemente peor. Quiero pensar que el objetivo del Gobierno cuando habla de Europa es compararse con los buenos, no con los malos.

P. ¿Es real la aspiración española de ser un referente en I+D a nivel europeo?

R. Me consta que las instituciones están apostando por avanzar, pero el resto de Europa también avanza. No me consta, en cambio, que vayan a terminar con la precariedad porque les supondría mucho dinero. Ponen parches ante problemas urgentes en vez de diseñar una planificación integral que solucione los problemas de base. No basta con poner dinero, centros y personal: hay que tener claro qué hacer con ellos y que las empresas se impliquen para que el conocimiento generado se aplique .

P. ¿Se ha descuidado a la universidad frente a los centros que realizan investigación aplicada?

R. Las empresas sólo ayudan a financiar la investigación si ven beneficios a corto plazo. Por ello, las instituciones potencian la investigación aplicada obviando que primero hay que generar conocimiento mediante la investigación básica. Se deberían medir los beneficios a largo plazo de la investigación básica, pero no sólo en términos económicos, sino también sociales. La Ley Orgánica de Universidades (LOU) introduce una figura exclusivamente investigadora, cuando hasta ahora la universidad se ha concebido como centro educativo. Con investigadores no docentes será más fácil no perder el tren.

P. ¿Cómo se puede evitar que los jóvenes investigadores prefieran esos centros?

R. Si en la universidad hay pocos investigadores y los pocos que hay se van al extranjero o a los centros tecnológicos, habrá que crear más plazas. Si hay plazas de investigadores atractivas, se cubrirán tanto con españoles como con extranjeros. Algunos organismos públicos están desarrollando mecanismos de captación para que en los últimos años de la licenciatura los buenos estudiantes empiecen a colaborar en algunos proyectos. Quien se gradúa no tiene una idea clara de dónde quiere trabajar: se coloca donde puede. La investigación es una carrera de obstáculos mal pagada que parece aportar más sufrimiento que disfrute, y eso no puede resultar atractivo. Si se cobrara tanto como en la empresa privada no habría pérdida de vocaciones.

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